12, 2014

El reverso del producto que se va constituyendo en la orientación, permite sostener el testimonio de una práctica, de la que se puede decir que no encuentra sujeto en su deriva. Los giros discursivos son una clara objeción a una teoría, junto a la lógica que sostiene a las fórmulas de la sexuación, teoría que se sostendría de la enunciación para ubicar allí al sujeto inconciente en todo discurso.
Guillermo Díaz brindó testimonio de aquello que, al no poder el hablante incorporarlo lo produce, una encrucijada en el camino que no desatiende el “estar jodido” de algún modo en eso que se denomina transferencia, dado que, en la medida en que se habla, una suposición se detecta en esos dichos. Ahora bien, la encrucijada se fue armando desde esa suposición  que funciona como verdad necesaria pero a la vez, detecta una contingencia como saber del Otro en el punto en donde ese Otro de eso nada sabe. Esta contingencia descompleta a lo necesario que sostiene la posibilidad del dicho en ese hablante. Tal vez sea esto hacia donde se dirige esta orientación: no tanto al sujeto de la enunciación como sujeto del inconciente sino hacia eso ignorado que produce un exceso en el simbólico. ¿La ex–sistencia necesaria  contradice el no-todo contingente? Algo pasa en esta experiencia, pase soportado por el significante pero que, en tanto pasa, es de otra estofa, lo denota el exceso.


Tal vez en esto nos pueda ayudar el film Caché, (de M. Haneke, 2005) puesto que allí hay una mirada que domina, que siempre es de otra estofa, siempre es excesiva en sus efectos respecto de toda interpretación de los afectados, de toda significación familiar, de todo intento de encontrar responsable. De alguna forma todo aquello que el hablante dice sobre esa mirada, hace girar el discurso produciendo un exceso, y así continúa. Pero ¿está dispuesto ese hablante a dejar caer los supuestos –sujeto y saber- para así toparse con lo prójimo?



Se ubican "puntos de abismo", en donde se abisma el pensamiento: practicar con lo que no entra en diálogo, con aquello que abisma. La palabra teje la trama pero al mismo tiempo la agujerea. Hay ganancia de saber, de un saber no sabido, sustracción de la locura del supuesto saber del Otro en tanto sujeto. En transferencia, esto se presenta como una pista para el que escucha. Poder ubicar al dicho que hace supuesto al sujeto y al saber del hablante, que le genera un partenaire para su diálogo. Que la interpretación no sostenga la suposición desde dónde se sostiene.

11, 2014 UP


En el marco de las Jornadas "Cien años del Narcisismo" que se realizó en el Auditorio de Humanidades de la Universidad de Palermo, Jornadas coordinadas por la Lic. Isabel García se presentaron tres trabajos en mesa conjunta.



Jorge Tarela presento bajo el título "A 100 años de la introducción del concepto de narcisismo:¿Hay conceptos en Psicoanálisis?" en donde destacó que el trabajo que venimos desarrollando en relación a lo prójimo, nos posiciona respecto de un función de distancia. Toda conceptualización de la práctica analítica aplana esta distancia merced a la búsqueda de un fundamento, de lo original. Freud no ayudó mucho con su meta-psicología. Lo doble y lo familiar desatienden a lo duplicado y a lo aniquilante. En esta orientación, se preguntaba ¿qué apelaremos hoy en día?

Guillermo Diáz habló bajo el titulo de "Projimidad, función de la distancia" cómo la práctica del análisis da cuenta de la insistencia de lo que no queda saldado en el campo de lo representado. En lo que dista de lo propio de sí y lo mismo del otro, encuentra lugar el objeto practicable. El tratamiento de los hechos a cargo de las técnicas de significación, sostienen el olvido de las condiciones de sentido por las cuales se constituyen como tales hechos. Considerar que lo prójimo ejerce una función, de la cual ningún sujeto es agente, orienta la conversación donde lo doble, la semejanza, el duplicado, lo otro, se despliega.

El cierre de la mesa estuvo a cargo de Diego Yaiche que presento su escrito "La omnipotencia del pensamiento: una cosmo(a)gonía freudiana" donde retomando la interrogación sobre la cosa freudiana, frente a la desidia del pensamiento (acedia) hizo un elogio de la anorexia mental  e intentó mostrar como allí donde el Logos duplica a la Ananké rechazando la contingencia y la inaccesibilidad del Otro, lo espiritual no encuentra otro fin que el de ser un mero cuidado paliativo frente a lo inevitable.


Acceso a los trabajos de Tarela y Yaiche presentados.


Tarela, J - A 100 años...
Yaiche , D - La omnipotencia ...

9, 2014

Esta reunión estuvo orientada por la presentación de la película “El Hombre Duplicado”(Enemy. Dir: Denis Villeneuve, 2013) a cargo de Pablo Grimoldi.

Una primera indicación llevó a considerar que esta ficción puede ser tratada como un texto a descifrar. Esta modalidad, inherente al campo de la significación, es aquella bajo la cual se torna pertinente la puesta en mención de la repetición que así hallamos expuesta en el film: Los hechos que hacen a la historia se repiten (Hegel), la primera vez como tragedia y la segunda vez como farsa (Marx). Así lo hace saber el saber del profesor universitario. ¿Se tratará de una sustitución de los hechos? Lo que llamamos significación parece alojar cómodamente lo posible de toda sustitución. Es en el entredos de lo uno por lo otro, no sin alguna contigüidad, donde es alcanzada una representación de lo mismo. Pero para que esto pueda cumplirse ¿no se torna necesario considerar la eficacia de una función desde la cual se crean esas equivalencias?



Algunos pasajes de la obra fueron puntuando la conversación:
El sueño como una formación de compromiso entre lo visto en la vigila y aquello que, presentándose en otra escena, permite al soñante (re)encontrar en la ficción a un otro de sí, un duplicado por cuya semejanza se irá abriendo una inquietud creciente.
Las disrupciones temporales introducidas por los pliegues del texto, ¿a qué responden o que intentan saldar?
La certeza como un saber que sentencia sobre los enigmas de la paternidad y del sexo.
Y sobre el final, lo primario de una presencia que, por fuera de toda significación, se aloja en el umbral de coalescencia entre nombre y objeto.



 A continuación presentamos un escrito de Jorge Tarela que se corresponde con la temática de estos últimos encuentros:


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7, 2014

Comentarios en relación a Detachment, film de Tony Kaye.
El comienzo del film denota cierto intento de transmisión, algo que el hablante quiere hacer pasar. Tal vez el relato de cierta contingencia que opera desde lo que el Otro no sabe, el Otro es decir el partenaire de ese hablante. La pregunta entonces es por el partenaire y por ende todo aquello que en la película se configura en relación a este armado: el partenaire en el fantasma, en la relación culpógena familiar hasta llegar a la pregunta límite: ¿cúal es el partenaire de lo prójimo? ¿que pareja es la que copula con lo prójimo?
Si la mirada (que se desprende desde lo visto, el hacerse ver, el ser visto en todos esos planos dados en aquella escena donde el personaje principal se sorprende verse visto) es lo que se desprende, esa mirada es un producto contingente de una escena familiar catastrófica, en donde se genera una impotencia (ese niño-adulto lo muestra indefectiblemente) que relanza un "sentimiento de insoportable tristeza" cuyo peso hace necesario construir a ese ser suplente o suplementario. Hacer semblante del suplente es una respuesta a la relación imposible con lo prójimo, respuesta como invento. El contraste con el Hombre duplicado (Enemy) es aquí ejemplar: buscar al semejante idéntico, arma una pareja demasiado familiar, complementaria.
Tal vez a ese niñoadulto de Detachment le convenga la pareja de la mujerniña que aloja en la construcción de una escena poco familiar por más que la sociedad le impulse a rectificarla o por menos que su ser suplente no logre hacer ningún viso de complementariedad.
Entonces: ¿El intento no es hacer pasar esa no relación?. Sino, qué nos da a ver la fotografia trucada que la alumnaartista : esa silueta de rostro vacío en un aula sin presencias.


6, 2014

La reunión comenzó ajustándose a una frase del Escrito de Lacan sobre La causalidad psíquica: “Antes de hacer hablar a los hechos es conveniente reconocer las condiciones de sentido que nos los dan por tales. Por eso pienso que la consigna de regresar a Descartes no estaría de más”.
De las condiciones de sentido –antecedente del retorno al sentido de Freud- al valor del objeto (por ejemplo en el surrealismo) se orienta una escritura en donde la inexistencia y el sentido toman el relevo por sobre la técnica y la significación.
La diferencia entre el moi y el je, en la dimensión simbólicoimaginaria, anticipa una pregunta por el objeto más que por el sujeto. Lo prójimo cuando no desprende una ética emprende una estética.

Lo duplicado no hace suplencia, agrega. El hombre afectado por lo duplicado –por el semejante, por ejemplo- ¿responde por una afección tal como la que puede introducir lo prójimo? ¿Hay un prójimo en el semejante? Algunas reflexiones que continuaremos se van originando en los films El hombre duplicado (enemy), Detachment que convenimos seguir trabajando.


Entonces: ¿Las condiciones de sentido son necesarias o bien generan necesariedad? El retorno a… ¿no implica aceptar a la contingencia – ausentido- o, lo que es similar, subsituar al núcleo de lo necesario, vectorizando así al discurso que apela?


5, 2014

Necesidad y contingencia en el centro del debate.
La no existencia de otro goce que el fálico, otro goce que no hay, lo que no le quita eficacia, desarma toda pretensión de relación, puesto que arma un par que no tiene segundo. Situamos allí un problema con lo hétero.
Lo necesario del almenosuno, lo necesario de la excepción, lo necesario del Uno que niega, hace pareja con otro que no existe. Entonces a este Uno le hace partenaire otro que no es ninguno.
Al conjunto cerrado que arma la excepción del almenosuno -el paratodos- le suplementa -dado que no hay complementariedad- un conjunto abierto, en donde la contingencia funciona albergando una disyunción irreconciliable, haciendo un vaciado de existencia allí mismo donde lo necesario consolida la existencia de un Uno que dice no.
Al volver a los ejemplos cernidos de La hora del lobo, podemos cotejar cómo funcionan o no, en cada caso, la negación entre existe (Kakon) y no existe (púber), entre el todo (familiar) y el paranotodo (tribu de la isla); la conjunción entre el paratodo del conjunto cerrado y el paranotodo del conjunto abierto; la disyunción entre Uno que no y otro que no existe; la implicación entre esa excepción necesaria (sostén de la función) y el paranotodo del conjunto abierto (que descompleta al argumento de esa función), implicación que fracasa entre esos niveles de la existencia y de la esencia, puesto no se trata de todosmenosuno. Lo necesario de la existencia del relato diciente mudo -la escena en los acantilados- va junto a la contingencia que lo descompleta -no existe ese partenaire- o que lo determina inconsistente –propuesta de un goce fuera de toda medida, inaudito.


Qué clase de causalidad entonces se desprende de esta lógica en donde no hay negación, ni conjunción, ni disyunción y menos implicación entre la causa y el producto. Se propone la lectura de "Acerca de la causalidad psíquica" de J. Lacan y para seguir el tono de la subjetividad de la época el film "Detachment" del director Tony Kaye.


6, 2014 UP

En esta cuarta y última presentación del ciclo "Conversaciones a la lettre" que se dictó en la Universidad de Palermo coordinado por Isabel García, se contó con la presentación de Diego Yaiche, disertación cuyo título fue "La Otra Escena que la familiar: Freud y la cocaína". 


Una verdadera experiencia - previa y contingente -  con lo prójimo cuestiona en Freud el privilegio de la teoría del trauma como fundante de su práctica. Para poner a prueba esta premisa nos adentraremos hasta donde nos sea posible en el “episodio de la cocaína", que concluye con la omisión o censura - dentro de sus Obras Completas - de su conferencia “Sobre el efecto general de la cocaína”. Y trataremos de interrogar, siguiendo a Lacan, hasta donde podamos, “¿qué hace falta, qué es necesario que pase para que pueda producirse una represión?
A continuación presentamos el escrito que se corresponde con lo enunciado en ese encuentro:

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4, 2014

Un fragmento del film “La hora del Lobo” (Vargtimmen) del director Ingmar Bergman, en el marco de lo que situamos como Niquilación, nos permitió debatir sobre las diferencias propuestas en esos dos tipos de argumentaciones que el personaje central del film nos hace escuchar y ver, no sin la mirada del director.
En la primera, basada en un esfuerzo al olvido, la existencia del kakón es un contrasentido traumático, un imposible de olvidar, un cuerpo afectado significantemente. En la segunda, foco de atención en el debate, la postulación de lo prójimo da paso a convalidar una perspectiva aniquilante, una marca incorpórea, un relato inolvidable.
Entoces: Donde la niquilación como operación se constata, sus efectos aparecen en el orden de lo familiar como siniestros, ominosos y repetitivos. Donde dicha operación por sus efectos no se constata (el ahora o el aquí hegelianos de la certeza sensible no tienen allí lugar), aparece un valor para la inexistencia, ya no como negación de la existencia, ya no un resto real rechazado de lo simbólico. Aquí una juntura real-imaginario tiene peso por sí. No tenemos equivalencia (¿cuántos azotes…?), no hay lugar o tiempo para ubicar. La distancia goce-deseo (mediadas por la angustia o el amor) se desvanece.



Retomamos a Rosenzweig: Este autor plantea que una teología no puede perder su dimensión inhumana articuladas en el trípode Creación, Revelación y Redención, formas del milagro, dimensiones del signo, que al no romper con ley alguna inauguran un necesario, signo que no es entendido como un pensamiento testimonial y moral, bello o verdadero. Por ejemplo: El milagro como signo sin más allá. Formación de excitación y tensión significante a ser discernida en tanto índice de inexistencia, no identitaria. Lo que crea la creación, por ende, padece de una falta de ser. “La existencia está necesitada de ser, puesto que lo que falta a la existencia es el ser, el ser universal… su creaturidad urge bajo las alas del ser” Rosenzweig con Freud: hay en lo primordial cierta concordancia entre lo necesario y lo contingente. El valor de la contingencia fundando lo necesario, un nuevo necesario no absoluto en su novedad.

5, 2014 UP

En esta segunda presentación del ciclo “Conversaciones à la lettre”, en la Universidad de Palermo, ciclo que coordina Isabel García, se proyectó el corto Equilibrium de Steven Soderbergh seguido de las ponencias de Jorge Tarela. Guillermo Díaz, Eduardo Laso y Jorge Pinedo.
En las ponencias se comienza retomado el cuadro de situación presentado en el documental de A. Curtis que se proyectó en la primera presentación, subrayando una novedad respecto del campo freudiano: un suplemento que no se aloja cómodamente ni del lado de la masa, ni del lado del líder. En este punto la temática impuesta desde la Ley queda trastocada por un Poder que cuestionamos. A su vez, retomamos la propuesta de articular Bernays-Lacan en función de lo que se entiende por deseo, pasando del deseo de algo al deseo de otra cosa.
Dado estas dos temáticas a entrecruzarse, se destaca el valor de lo prójimo, ubicado en el corto como ese acontecimiento banal, causante del desequilibrio. El corto ¿no tiende a resolver dicha tensión mediante lo que Freud denominaba juicio de discernimiento o facultad de discernir? Para el caso que así fuera –no todos los panelistas acuerdan en esto- eso conlleva algo de una constatación de inexistencia, un discernir no tanto lo que es o puede serlo, sino lo que no es o inexiste. Esto implica poner en marcha un cuestionamiento a todo saber basado en lo identitario. A su vez, esta operación se sostiene en la recurrencia que impide, dada una imposibilidad, tomarla al sólo nivel de la intriga o de la investigación dado un secreto. Así, el personaje central del corto inventa un saber del tipo: “el otro es un vividor y no tiene ideas propias”, que pone en acto sin necesidad de explicación alguna. Es en la recurrencia, en las vueltas dichas y necesarias de ser dichas, donde se articula un imposible de decir: llamémoslo “el sentido equilibrium”.



No es lo mismo “algo para desear” que “algo para leer”. En esta diferencia se sitúa, en el sueño que el corto despliega, un umbral, un pasaje, en donde la recurrencia sitúa identificaciones posibles –nunca identidades- (la más destacada es la de Half con el Dr. Pearl) y un objeto-peluquín que no puede ser objeto de intercambio en el mundo Bernays, en la medida en que se lo denomina tal como “un animal asesinado en el bosque”. Esta recurrencia permite diferenciar en lo que una mirada soporta, aquello que soporta a la mirada. Todo el corto en tanto mirada cinematográfica se desarrolla desde eso abyecto que no logra discernir salvo cuando lo postula como inexistencia. Ésta es la crítica al mundo Bernays siempre dispuesto a no considerar estas abyecciones, pero también es una crítica al campo freudiano, puesto que allí este objeto no logra encontrar sitio alguno, salvo en ese exterior tan difuso, tan más allá y que el film también invoca, en función del marco de la ventana y de los avioncitos de papel que por allí se arrojan.





4, 2014 UP

En el ciclo “Conversaciones à la lettre”, en la Universidad de Palermo, ciclo que coordina Isabel García, Guillermo Díaz toma la palabra para referirse a la ubicación de dos planteos que recortarse pueden de “Maquinas de felicidad”, el documental de Adam Smith que se proyectó en esa oportunidad.


El poder ubicar una operación como la que lleva a cabo Bernays en un campo que damos a llamar freudiano, tal como se explicita en el texto “Psicología de las masas…” y que conlleva toda la discusión iniciada por C. Smith con su estado de excepción -y seguidas por tantos en el siglo xx- le permite al disertante considerar las visibilidad de los signos y el orden de las metáforas, es decir, preguntar cuál es el orden simbólico en función y el real que despeja. Por ejemplo: ¿Acaso existían mujeres fumadoras antes del brillo metafórico de “Antorchas de libertad”, mujeres que sí tenían lo que después de la operación les faltará? Si el deseo es deseo de algo (que el deseante no sabe) y que su Otro le interpreta mediante la demanda disipada en el slogan, queda pendiente una discusión Lacan-Bernays  cuyo tema es el deseo de otra cosa, antecendentes de la Cosa-Ding, y de una causa para el deseo.
Hay una topología y distintas dimensiones en juego. Desde Freud y su Nebenmensh (lo de al lado, temática espacial) lo prójimo aparece por fuera de todo semejante y de todo deseo en la medida que éste no escapa al campo del lenguaje, ubicándose en los intersticios. Desde Freud, pero nos anoticiamos que también Lacan en su ubicación como intruso-semejante ( cf. en el texto “Los complejos familiares en la formación del individuo”, incumbencias del complejo de intrusión).
Dos preguntas entonces son relanzadas a la conversación:
1-)      ¿La política está expurgada de la teología? (pero también esta pregunta vale para la lógica, la filosofía, la psicología y hasta para el psicoanálisis) Se destaca en el documental la operatoria de Bernays por la que el Poder intenta desplazar a la Ley. Y las Corpos ¿acaso se limitan en su ejercicio a sustituir el almenosuno localizado en su función de excepción fundante del paratodos? Parece que plantear las cosas así estrechan la complejidad de este tema acuciante que sigue en expansión en nuestros días.
2-)     Si el prójimo no es el semejante ¿queda por ello haciendo migas con el Uno de la excepción? Cuando no hay equilibrio por complemento queda compensado el sistema con un desequilibrio del suplemento? Se le escapa a la operación Bernays la ley de la entropía que enuncia que hay siempre un resto que es inasimilable a todo sistema cerrado, resto que el mismo sistema genera? Qué sucede con este resto y en qué, las figuras de lo prójimo, nos anotician de esta eventualidad. Freud no hace este tratamiento en un texto como “Lo siniestro”, en donde lo familiar engloba lo no semejante como su negación antitética. Sin embargo en el esquema de “Psicología de la masas…” sitúa un objeto, que llama exterior, y que no se corresponde con la línea de lo semejante que hace masa.

Se cierra que una conversación en donde varios de los presentes formulan sus apreciaciones y que tal vez una pronta filmación o desgravación nos permita valorizar.

3, 2014

En esta primera reunión del año damos comienzo a lo que situamos como la tercera vuelta.
Ubicamos temas que hacen a la continuidad de lo “trans” en conjunción con la temática de lo  contingente. ¿Qué causa al decir? Por el lado del discurso ubicar estructuralmente el lado del agente con sus dos lugares: causa y verdad, nos da opción a la complejización de dicha causa. Pero a su vez, la lectura de parte de esa clase inagural del Seminario de Lacan …ou pire del 8/12/1971,  nos ubica frente a dos modalidades del goce, el ligado al significante o a una ausencia. Es por allí que Lacan diferencia esa vez, al error del equívoco.
Lo nivivonimuerto, ahora como figura de lo prójimo, nos remite a nuevas configuraciones e interrogantes. El tratamiento de Gilbert Simondon no por los bordes sino por el medio ¿son avances a lo necesario en el núcleo del pensamiento dialéctico, allí donde lo contingente renace en el corazón mismo de eso necesario?



Se trata del decir en la medida en que es pujado y algún saber allí se descoloca. Que el a en el discurso llamado por Lacan “del psicoanalista” genere una relación de imposibilidad, es el reverso mismo de la relación de impotencia que genera -en el discurso “del amo”- la producción del a como resto de la operatoria discursiva.


Esta forma de ubicar el planteo tal vez nos permita diferenciar en cada figura de lo prójimo el brillo o la opacidad de lo contingente.

11, 2013

En esta última reunión del año se propició una introducción a la contingencia, en relación a los diversos temas presentados hasta ahora. Un fragmento del film “La hora del Lobo” (Vargtimmen) del director  Ingmar Bergman propició el debate y un texto de Jorge Tarela el marco a la discusión.

Dejamos presentes los enlaces a dichos documentos propiciando la continuación de dicho debate.

La Niquilación. Jorge Tarela.
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10, 2013



Esta reunión contó con la participación de Gabriela Avigliano, psicoanalista invitada, quien en atención a la actualidad de nuestra conversación, desplegó tramos de la entrevista que mantuvo con Maiamar Abrodos, actriz transexualista. El interés por escuchar acerca de la experiencia trans motivó a Gabriela −tal como lo hizo saber− a tomar contacto y efectivizar el encuentro con Maiamar. Destaquemos la saludable deriva de dicho interés para con el decir de la experiencia, como rasgo por el cual, en esta ocasión, el decir de Maiamar se abrió paso en una escucha ampliada.
En el transcurso de este pasaje, Gabriela puso en mención la manifestación de aquello que fue sentido como no vivo formando parte de un cuerpo como malestar. Con cierta sorpresa situamos que ello conversaba, en anterioridad, con lo que hubimos presentado  aquí como Corte de Apeles: trazo de un corte intersticial, que espacializa la constitución binaria del campo del dos. En el pasaje del relato -recibido por la entrevistadora para luego transmitirlo- quedó de manifiesto el decir de la experiencia para con una parte de sí vivida como propia y ajena a la vez, como un sentido impropio. Algo cuya presencia, vaciada de valor de uso y de intercambio, resta enquistado en el sentir. Aquello que, según lo posterior del relato mismo, impedía el acceso al sujeto de derecho, a constituir una identidad plena. Lo sentido como no vivo, es algo inasimilable, un error que se torna en factor letal. A su vez es lo que podemos situar como no muerto, dado que su función de agente es, en el relato, lo que orientó la acción que conlleva el gesto trans.


A diferencia con esto, leíamos en Laurence Anyways (ver entradas anteriores) que la travesía iniciada por Laurence presenta el trazado de un sujeto que conlleva como antecedencia un indecidible que lo conduce al amor llamado sexual. Es en pareja que Laurence se topa con lo letal, por donde le retorna la fantasía de desaparición, a partir de lo cual se da inicio a la transformación. Algo quedará encallado, enlazando un cuerpo con ese punto de indecidible. ¿Se trata en esas experiencias de distintos modos, intentos, de habitar el cuerpo correcto, adecuado, para amar y gozar…a la vez?
Es pertinente entonces poner a consideración alguna distinción entre el gesto trans y el trazado del sujeto. Así también poner en consideración el cortocircuito que se presenta entre: la denuncia de la falla de goce sostén de toda reparación, y el encuentro con lo letal alojado en los pliegues del laberinto del amor o de la angustia. Distinguir, proponemos, entre hecho y travesía.

El testimonio que Gabriela hace pasar, permite situar que el gesto trans presenta a un nuevo interpretante de la castración freudiana. El que dejando de lado la biología clásica, se ve llevado a intervenir para modificar la lógica del ser y tener, por cuyo reparto se juega el sexo como destino. ¿Qué nueva biología rige desde el agente de dicha intervención? ¿Qué teología? ¿Es el gesto trans la cifra de una corrección, la de un error de partida, procurando dar cuerpo a algún sí-mismo? Si postulamos que la intervención de la tecno-ciencia, intentando extirpar lo impropio de un tajo, hace solamente a la función de instrumento, la pregunta es aquí por el agente del cifrado. El intento, más acá de toda intención, introduce, por la falla del goce, la pregunta por la existencia que rige lo creado y la creatura. Lejos de constituir una declaración de sexo, el gesto trans parece orientarse a restablecer la proporción fallida −¿divina?– entre el dos del sexo.
En lo concerniente a la pregunta que pudiésemos formular acerca de la deriva del objetotrans −dicho como objectum- a fin de situar lo subyacente, lo ajeno al olvido, lo que resiste en exclusión interna a toda coloratura ontológica, particularmente occidentada, de la cual participa el escalpelo actual de la tecno-ciencia, así como las de-gradaciones de la paleta psi–, aquello ineliminable del sentido-no-sentido, alcanzado en  lo ni vivo ni muerto, ¿es el gesto trans el que provee la estética propicia para otro sujeto? En la travesía que inicia Laurence, ya fue dicho aquí, el logro de una estética es lo que comanda y orienta el trazado del sujeto. Hay allí entonces otra distinción a destacar.
El simple transponer un lado al otro, al modo de cómo se voltea un guante izquierdo cuando se transforma en derecho, operación que no requiere de corte alguno ¿hace a la ruptura para con un goce que, siempre en abismo, no media entre Uno y Otro, o por el contrario, reimprime la garantía de existencia de relación sexual?

Presentación escrita de Gabriela Avigliano.
Nacer con algo nivivonimuerto. De Jorge Tarela
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