En el ciclo “Conversaciones
à la lettre”, en la Universidad de Palermo, ciclo que coordina Isabel García, Guillermo
Díaz toma la palabra para referirse a la ubicación de dos planteos que
recortarse pueden de “Maquinas de felicidad”, el documental de Adam Smith que
se proyectó en esa oportunidad.
El poder ubicar una
operación como la que lleva a cabo Bernays en un campo que damos a llamar
freudiano, tal como se explicita en el texto “Psicología de las masas…” y que
conlleva toda la discusión iniciada por C. Smith con su estado de excepción -y
seguidas por tantos en el siglo xx- le permite al disertante considerar las
visibilidad de los signos y el orden de las metáforas, es decir, preguntar cuál
es el orden simbólico en función y el real que despeja. Por ejemplo: ¿Acaso existían
mujeres fumadoras antes del brillo metafórico de “Antorchas de libertad”,
mujeres que sí tenían lo que después de la operación les faltará? Si el deseo
es deseo de algo (que el deseante no sabe) y que su Otro le interpreta mediante
la demanda disipada en el slogan, queda pendiente una discusión Lacan-Bernays cuyo tema es el deseo de otra cosa,
antecendentes de la Cosa-Ding, y de una causa para el deseo.
Hay una topología y
distintas dimensiones en juego. Desde Freud y su Nebenmensh (lo de al lado,
temática espacial) lo prójimo aparece por fuera de todo semejante y de todo
deseo en la medida que éste no escapa al campo del lenguaje, ubicándose en los intersticios.
Desde Freud, pero nos anoticiamos que también Lacan en su ubicación como
intruso-semejante ( cf. en el texto “Los complejos familiares en la formación
del individuo”, incumbencias del complejo
de intrusión).
Dos preguntas entonces
son relanzadas a la conversación:
1-) ¿La política está expurgada de la teología?
(pero también esta pregunta vale para la lógica, la filosofía, la psicología y
hasta para el psicoanálisis) Se destaca en el documental la operatoria de Bernays
por la que el Poder intenta desplazar a la Ley. Y las Corpos ¿acaso se limitan en su ejercicio a sustituir el almenosuno localizado
en su función de excepción fundante del paratodos? Parece que plantear las
cosas así estrechan la complejidad de este tema acuciante que sigue en
expansión en nuestros días.
2-) Si el prójimo no es el semejante ¿queda por
ello haciendo migas con el Uno de la excepción? Cuando no hay equilibrio por complemento
queda compensado el sistema con un desequilibrio del suplemento? Se le escapa a
la operación Bernays la ley de la entropía que enuncia que hay siempre un resto
que es inasimilable a todo sistema cerrado, resto que el mismo sistema genera?
Qué sucede con este resto y en qué, las figuras de lo prójimo, nos anotician de
esta eventualidad. Freud no hace este tratamiento en un texto como “Lo
siniestro”, en donde lo familiar engloba lo no semejante como su negación
antitética. Sin embargo en el esquema de “Psicología de la masas…” sitúa un
objeto, que llama exterior, y que no se corresponde con la línea de lo
semejante que hace masa.
Se cierra que una conversación en donde varios de los presentes formulan
sus apreciaciones y que tal vez una pronta filmación o desgravación nos permita
valorizar.
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