Tanto en esta reunión como en la anterior, distantes ambas un mes, tomó
la palabra Diego Yaiche para desplegar lo que E.Jones en su biografía de S.
Freud tituló “el episodio de la cocaína”. El recorrido indagó huellas apenas disimuladas
en los sueños relatados por Freud, como así también destacó diversos episodios
de su vida y de su morir. Aquellos años en lo que el joven Sigismund, ya médico
neurólogo, daba sus primeros pasos como investigador en el Laboratorio de E.
Bruke. Fue allí donde se sitúa ese primer intento de Freud por llevar adelante
una investigación con estilo propio, independiente del círculo científico,
solitario respecto a las tutorías, sin resguardos inhibitorios típicos de la
pertenencia a las Sociedades. Este intento se apoyó en una contingencia: su
encuentro con la coca. Freud inicia la
tarea investigativa acerca de las propiedades de ese objeto, y lo que ello podría
brindarle a la clínica médica, apoyado en la noción de neurastenia; algo que por aquel entonces se halla situado por fuera
de toda lesión causal.
Sigmund Exner |
La neurastenia de Sigismund y la de otros, por
ejemplo la de su amigo y admirado colega Ernest von Fleischl Marlow, prójimo central
en este avatar. A través de los sueños, haciendo bucle en el sueño paradigmático
“de la inyección de (a) Irma”, se lee cómo el interpretante despeja un
recorrido que sitúa varios personajes, aquello a los que Freud va dejando caer
del pedestal en que los había colocado. A saber: El Entwurf… de Sigmund Exner, las
fosas nasales phineanas del delirio de Fliess, el escape urgente al Paris de
Charcot, el entremés amoroso con Martha Bernays. Esto por el lado de los
inicios, pero también el cálculo de la cifra con la que Freud demanda saber el anticipo
de la fecha de su muerte. Resto de la transferencia con Fliess ello arroja al
viviente en manos de una hipótesis cuyo nombre fatal es cáncer. Aquello de lo Freud padeció, bajo un diagnóstico errado,
como entrada en la agonía. Cáncer que Freud sí contraería luego, hoy se sabe, debido
a las cruentas medidas curativas a las que se sometió a causa de aquel inexistente.
Ernest von Fleischl Marlow |
Receta de Freud |
En este recorrido extenso y detallista a cargo de Diego Yaiche, tuvimos
oportunidad de cotejar la estructura escénica similar en la que se inspira
el film Equilibrium. Pero también nos preguntamos por el niño y la familia que
este desarrollo freudiano despega. Entonces, tal como propicia Mover Callar que
no habla con familia alguna ¿la familia freudiana podría prescindir de un
sostén fálico? ¿Acaso es así en la familia según Lacan? ¿El vestíbulo
atiborrado de amistades familiares en la introducción al sueño “de la
inyección…”, tal como lo quiere el interpretante Freud, se trata de otra cosa?
Tomamos en consideración la frase de Lacan (Cfr. “La ciencia y la verdad”,
Escritos) donde queda situado el drama del sabio como algo no inscripto en el
Edipo, y que de inscribirse en el Edipo lo situaría entredicho, en tela de juicio (le mettre en cause). Lacan considera que el drama de lo que sucede en el psicoanálisis
es ejemplar. Y así nos parecía entonces que este recorrido fundamentado en una
contingencia, con un Sigismund trastocado
por el objeto coca, dice también
sobre lo que sucede en lo actual del psicoanálisis. En referencia a la
reconstrucción histórica-edípica, la omisión acerca del objeto coca queda articulada como desestimación,
recusación, verwerfung.
De eso no se habla, veladura del drama del sabio, aquello que no se
inscribe en la escena del amorodio. ¿Insólita fantasmagoría la de Freud y la de
los freudianos de querer saber acerca de la cifra exacta de sus destinos?
Por último “La muerte y la brújula”, el cuento de Borges donde el cazador
es cazado por el cálculo del final, ¿objeto de la contingencia más que “sujeto”
de cita alguna? Apuesta borgeana a que la próxima aventura se juegue en otro
saber, el de la recta infinita. Así
lo propone el que va a morir, pero ¿desde dónde habla, desde la suposición de
otra vida, desde un decir del entredós? O peor, tal como el corte de Apeles que
se aprecia en esa línea recta: ¿Ni vivo ni muerto?
El texto de Jorge Tarela se apoya en estas derivas y en el recorrido hasta ahora trazado:
El texto de Jorge Tarela se apoya en estas derivas y en el recorrido hasta ahora trazado:
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