Un fragmento del film
“La hora del Lobo” (Vargtimmen) del director Ingmar Bergman, en el marco de lo
que situamos como Niquilación, nos permitió debatir sobre las diferencias
propuestas en esos dos tipos de argumentaciones que el personaje central del
film nos hace escuchar y ver, no sin la mirada del director.
En la primera, basada
en un esfuerzo al olvido, la existencia del kakón es un contrasentido
traumático, un imposible de olvidar, un cuerpo afectado significantemente. En
la segunda, foco de atención en el debate, la postulación de lo prójimo da paso
a convalidar una perspectiva aniquilante, una marca incorpórea, un relato inolvidable.
Entoces: Donde la
niquilación como operación se constata, sus efectos aparecen en el orden de lo
familiar como siniestros, ominosos y repetitivos. Donde dicha operación por sus
efectos no se constata (el ahora o el aquí hegelianos de la certeza sensible no
tienen allí lugar), aparece un valor para la inexistencia, ya no como negación
de la existencia, ya no un resto real rechazado de lo simbólico. Aquí una
juntura real-imaginario tiene peso por sí. No tenemos equivalencia (¿cuántos
azotes…?), no hay lugar o tiempo para ubicar. La distancia goce-deseo (mediadas
por la angustia o el amor) se desvanece.
Retomamos a
Rosenzweig: Este autor plantea que una teología no puede perder su dimensión
inhumana articuladas en el trípode Creación, Revelación y Redención, formas del
milagro, dimensiones del signo, que al no romper con ley alguna inauguran un
necesario, signo que no es entendido como un pensamiento testimonial y moral,
bello o verdadero. Por ejemplo: El milagro como signo sin más allá. Formación
de excitación y tensión significante a ser discernida en tanto índice de
inexistencia, no identitaria. Lo que crea la creación, por ende, padece de una
falta de ser. “La existencia está necesitada de ser, puesto que lo que falta a
la existencia es el ser, el ser universal… su creaturidad urge bajo las alas del
ser” Rosenzweig con Freud: hay en lo primordial cierta concordancia entre lo
necesario y lo contingente. El valor de la
contingencia fundando lo necesario, un nuevo necesario no absoluto en su
novedad.
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