La primera reunión del año retoma tres temas. La lectura
propuesta de las llamadas Conferencias a los católicos del año 1960, el
recorrido por la película Caché y “La
isla de los muertos” conocida serie de cuadros simbolistas del pintor suizo
Arnold Böcklin. La conversación entrecruza estos temas en donde la ruptura del
lazo y la posibilidad de encontrar allí algún giro discursivo que nos oriente,
es lo que pugna.
En Caché la
lectura del sueño que allí se muestra, sueño del protagonista principal de la
película, sueño breve en donde el tema del “gallo preferido del padre que es
decapitado” parece ser lo central en referencia al Edipo, nos presenta un giro
que se localiza allí donde el que mira esa escena, pasa a ser él mirado. Hay
allí una impotencia de relación entre ese objeto que se produce (un nivivonimuerto) y el soñante que lo
causa. Dicha impotencia ignorada se trastoca en el sueño (ese es el giro) en un
imposible en donde ese prójimo se ubica en el lugar de una verdad del lado del
agente, histerizando al que habla y que por hablar es imposible que diga algo
sobre eso prójimo. Caché habla – ¿pero qué puede decir?- de eso prójimo. Y al
hablar genera ese imposible de callar para el Amo de turno. Cuartogiro Amo-Histérica,
dicho de otro modo: estar jodido jugando al olvido, como le sucede al
protagonista y desde allí a todo intrigado espectador bajo dominio de la
mirada-caché.
Diego Yaiche retoma en parte su trabajo de investigación en
un punto que trae a colación: La isla galápago de Freud, el darwinismo
invertido, allí donde es vida se aloja la muerte. El cuadro de Böcklin lo
muestra, basta con conocer esas islas dice Yaiche para localizar la inspiración
del artista. Otra pizca más de nivivonimuerto.
Se propone seguir con las Conferencias de Lacan citadas.
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