11,2012



En esta reunión Jorge Tarela planteó como hipótesis la siguiente congruencia: “Odradek” es al “padre de familia” lo que el “partenaire” es a Movern Callar. Habiéndose anticipado la lectura del texto de Kafka y la película de  Lynne Ramsay.

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¿Qué nombre conviene, si es que hay alguno, para eso que aparece en esas ficciones? Respecto de Odradek se postula en ese nombre un misterio, un secreto, un cifrado. En cambio para el partenaire de M.Callar, aquel que se nos muestra de entrada junto a la protagonista, la película brinda un marco ruidoso-silencioso, sonidos que no dicen.
Hay una pregunta por lo inhumano que remite a la finitud, a la pasividad, a la vulnerabilidad, temas que podemos encontrar en el nebenmenschen freudiano, punto de encuentro-desencuentro entre el semejante y el prójimo, arranque de una tensión significante en torno de a, sitio donde se comienza a discernir, escribió Freud.
¿Qué topología conviene para situar estos dos prójimos? Parecen situarse en el mismo tiempo-espacio, a lo cual el corte de Apeles, que es un corte en el corte de separación mismo, un corte dado la alienación fundante: “o vivo, o muerto”. En ese corte “vivo-muerto”, en su espesor, podemos situar lo no-vivo y lo no-muerto, congruencia no idéntica. Así aparecen estos prójimos en tanto monstruos que están no-muertos (Odradek para el padre de familia) o no-vivos (el partenaire para M.Callar). El no-vivo o el no-muerto configuran un espacio tan humano como inhumano. Un vaciamiento producto de la disyunción de lo simbólico con el goce, no con el deseo.
La postura de Zizek ante la lectura de la obra kafkiana, que se apoya en la deconstrucción de tres marcos interpretativos –el teológico, el sociocrítico y el edípico- se ajustan al criterio narrativo argumental de la película citada, tal como si la directora contara con tal deconstrucción o nada quisiera saber con las interpretaciones de base.

Ir a la argumentación presentada en la reunión bajo el título "Encontrar un Projimo"

11,2012



¿El psicoanálisis en el siglo del Individualismo?

A partir de la documental de Adam Curtis “The Century of self” (2002), tomamos testimonio de que la primerísima introducción, y eficaz incidencia, de la teoría freudiana en los Estados Unidos, estuvo a cargo de Edward Bernays, sobrino político del inventor del psicoanálisis. Esta serie fundamenta cómo, importando las teorías de Sigmund Freud, empresarios primero y gobiernos después confiaron en poder sacar provecho al controlar de modo eficaz las consecuencias económicas derivadas del nuevo fenómeno que presentaba el Siglo XX: die massen.Los primeros efectos de haber encauzado esta figura de amenaza del orden social como motor de la economía mercantil, hizo que un prestigioso hombre de negocios declarara que “…deben ser cambiadas las necesidades económicas en deseos culturales. Las personas deben ser entrenadas para desear cosas nuevas, incluso antes de que las hayan consumido por completo (…) el deseo del hombre será aquello que debe eclipsar ahora a sus necesidades". (Mazur, Paul; “America Looks Abroad: The New Economic Horizons” Viking Press, 1930).



Por su parte el mismo Bernays en su libro Propaganda, afirmaba “La manipulación consciente e inteligente de las costumbres y las opiniones de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Los que manipulan este mecanismo inadvertido de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder dirigente de nuestro país.” (EEUU,1928; Ed.Melusina, Bs As, 2008)

Si bien es la dinastía de Freud la que se halla en el corazón de la historia que la documental relata —Edward Bernays, sobrino e inventor de las public relations, Anna Freud, hija y psicoanalista de la educación, y Matthew Freud, nieto y actual gurú de la comunicación empresarial—, los actuales practicantes del psicoanálisis no quedan por ello exentos de manifestarse al respecto. Sobre todo contando con la puesta en perspectiva introducida por otro psicoanalista, Jaques Lacan, a partir de los años 50’, nos referimos a la otra escena que lo familiar, como aquello que permite dar cuenta del deseo de otra cosa. Primer avance entonces hacia el desencuentro propio de la dimensión del prójimo a la que había referido Freud, vía el entramado del complejo de intrusión y la aparición del otro de lo social, ambos presentes en el Lacan de 1938.

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Disertaciones de Guillermo Díaz y Diego Yaiche en las Jornadas de fin de año 2012 que organizó la Universidad de Palermo, facultad de Psicología a cargo de la Lic. Isabel García. El debate se centro en la proyección del documental Maquinas de felicidad de Adams Curtis con posterior intervenciones del publico en la sala. Establecimiento de Diego Yaiche
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10,2012


Con miras a dilucidar la entrada en uso y su posterior función discursiva, esta reunión a cargo de Guillermo Diaz permitió una aproximación a los términos Unwelt e Innewelt, ambos presentes en la obra del Barón Jakob Johann von Uexküll (1864-1944). 




Este biólogo alemán, pionero de la etología post-darwiniana, desarrolló sus investigaciones de modo contemporáneo a las de la física cuántica y las vanguardias en arte. De cuño kantiano, su pensamiento compartió con los tópicos anteriores el gesto de abandonar la perspectiva antropocéntrica en lo que a las ciencias de la vida respecta, y ello en pos de una “deshumanización de la imagen de la naturaleza”. Quizás por ello su obra interesó, e influyó, tempranamente a Husserl y a Heidegger, y sus investigaciones fueron retomadas luego, entre otros autores, por Delueze y Agamben.


La referencia fuente para abordar las concepciones del espacio de lo viviente en la obra de Jacob von Uexküll, es su trabajo titulado Umwelt und Innenwelt der Tiere, publicado en español como “Ideas para una concepción biológica del mundo” (Espasa Calpe, Madrid, 1922). Allí queda postulado que, a diferencia de la teorización británica darwiniana dominante en su época, el mundo-entorno que habita cada especie, el Unwelt que le es propio, constituido como ambiente de percepción, se halla excluido e incomunicado de los demás Unwelt de las otras especies, sin que por ello dejen de mantener diferentes grados de relación entre sí. A su vez el innewelt, presentado también como forma y parte del espacio del viviente, releva una zona de acoplamiento disjunto respecto al ambiente de percepción, al modo de una paradójica interioridad externa, un afuera interior al umwelt. (¿No resuena aquí el eco del ni dentro, ni fuera, que se localiza en el armado del complejo del prójimo en Freud o en el complejo de intrusión de Lacan).
No sin alguna teología de fondo que deslumbra a von Uexküll, por la cual la multiplicidad de mundos, unidades funcionales cerradas en sí mismas, se hallan armoniosamente articuladas entre sí como “una gran  partitura de la Obra Musical que es la Naturaleza” y “conforme a plan” (Planmäßigkeit), el Barón denuncia la ilusión que sería considerar que los seres vivientes compartan un espacio Mismo y Uno. Así también para con los sucesos que en cada Unwelt pudieran acontecer, sería ilusorio, nos dice, pretender que ocurriesen en un mismo tiempo universal.




Otro texto considerado para la ocasión fue “Lo Abierto. El hombre y el animal” de Giorgio Agamben.
Con los términos así introducidos y los autores citados, queda planteado el interés acerca de los modos de constitución del espacio de percepción del viviente -¿hombre, animal?-, algo que ésta reunión deja abierto a futuros textos y debates.


09,2012

¿Freud con Schmitt?




En esta reunión se contó con la disertación de Luis M. Carrizo sobre la vida y obra de Carl Schmitt.
Hay un punto de arranque posible para este debate Schmitt-Freud: la facultad de decidir, el juicio de discernimiento. Schmitt sugiere dos apoyos para la construcción de una política, y estos apoyos son de raigambre teológicos. El primero está basado en la necesidad de un acto de excepción para la preservación del campo político. El segundo está basado en la distinción amigo-enemigo, distinción que posibilita las bases del mundo político.
Es sobre este segundo apoyo que los interlocutores de Schmitt han planteado sus objeciones, en general alimentadas por la contemporaneidad de los acontecimientos. Así un Walter Benjamin tomará en la idea de redención, una interrupción de una totalidad que así se propone como falsa. Un Franz Rosenzweig apelará a la dimensión del trípode, creación-revelación-redención para situar todo milagro del acto soberano como interrupción de la excepción. Un Theodor Adorno que insistirá en la no existencia del prójimo como efecto de esa posibilidad, cuyo paradigma localizará en el prójimo muerto de Kierkegaard como ideal de amor. Una Hanna Arendt que podrá pensar al totalitarismo como creación dependiente del distanciamiento hasta la ajenidad con el prójimo. Hasta un Giorgio Agamben, más recientemente, que postulará una lógica de lo abierto para considerar una opción distintiva al paratodo del amigo-enemigo.
Pero ¿no se ubica en el germen de esta discusión aquello que Freud subrayó desde el inicio de sus trabajos como núcleo, en un complejo que llamó del Nebenmensch, y que no dejó de señalar a lo largo de toda su obra. Algo así como una opacidad en el campo, una cosa del mundo, que fue despejando incluso en el esquema que se ubica en su texto sobre el "...análisis del yo"?



08,2012




En esta reunión el debate encontró apoyo en la distinción amigo-enemigo entendido como síntoma de la teología política al decir de Kenneth Reinhard en su texto “Hacia una teología política del prójimo”. El apoyo teológico que encuentra toda política en el amor o en el temor al Señor-Dios es fundamento para entender el funcionamiento de toda familia, polis o institución. La pregunta es si son equivalentes el amor-temor a Dios y el amor-temor al prójimo. ¿Acaso se incluye al prójimo en el campo extensivo del amigo-enemigo, que es el campo político según Schmitt, o bien el prójimo es un tercer término que cuestiona la existencia de ese campo?¿Qué similitud opera entre este campo y el campo freudiano?
La distinción amigo-enemigo denota el grado máximo de intensidad de funciones contrarias que operan en dicho campo, por ejemplo la de unión o separación entre los integrantes del mismo. La distinción no es moral puesto que no hay “yo” que localizarse pueda sin hacer uso de la necesidad de esta distinción. Sin embargo, todos los pensadores que mantuvieron un diálogo con Schmitt, presentaron a su turno, la objeción por la cual se considera inadecuada para el siglo XX dicha distinción, lo que demuestra la inestabilidad propia de dicha distinción.
El sustento bíblico, Mateo-Levítico por ejemplo, como un sustento más entre otros, que opone inmicus (el enemigo de la vida privada, relación afectiva) del hostis (enemigo público, vaciado de toda carga moral) revela la existencia del prójimo, que aparece como un efecto del acto soberano de Jesús que suspende una ley que no era tal, para crear otra purificada de un particular, ni amigo ni enemigo. Esta consideración ética, tomada del diálogo de Derrida con Schmitt, ¿está más allá o más acá de la política?
Algo inhumano se sitúa por el límite de lo político que se ubica entre el soberano (que es el soberano de todos los integrantes del campo político) y entre el Homo Sacer (Para quien todos los integrantes son el soberano). El planteo es cómo ubicar allí el espacio-tiempo del prójimo o una función de la projimidad.

06,2012

La propuesta está basada en la proyección con debate del corto Equilibrium del director Steven Soderbergh, que se localiza en la trilogía Eros, película del año 2004.





La arquitectura del corto presenta la reproducción de un sueño, y luego otro sueño que incluye el primer sueño en la forma de un sueño en el sueño. El tema a considerar en este segundo sueño es el señalamiento que hace el soñante sobre un accidente acontecido en la víspera: un allegado conocido se presenta con un peluquín y solicita que no se realice comentario alguno sobre dicho cambio. Este acontecimiento –cuya existencia roza lo banal, lo apenas perceptible según el mundo que “Maquinas de felicidad” describe- produce en el soñante: una pérdida del equilibrio, angustia, ese sueño recurrente, inhibición para resolver un pedido solicitado a su estudio de ideas comerciales.
El debate se sostiene en torno a ese peluquín, en la descripción del mismo “Como un animal del bosque, asesinado, y puesto de adorno en la cabeza”. Es una verdadera objeción que se ubica como el productor causante de un supuesto malestar en la cotidianidad  Lo proponemos como una primera aproximación a una situación de projimidad, es decir, allí por donde surge el valor del encuentro con un prójimo haciendo mella a una política, a una ética, a una teología, a un psicoanálisis. Surge en este contexto el debate incluido en “El prójimo. Tres indagaciones en teología política”.
En el arco desplegado entre el almenosuno como excepción necesaria para todo acto soberano y entre lo inhumano no sacro que impide todo sacrificio posible, la projimidad se ubica pero sin alojarse. ¿Qué deseo, entendido sumariamente como deseo de algo, podría contener en su variable al prójimo? ¿El prójimo, entonces, se ubica del lado de la causa del deseo de algo?

Escrito propuesto a la consideración:
Sentido, saber y sujeto: Posiciones del ser en Equilibrium de Jorge Tarela.