8 9, 2013


Las reuniones realizadas en los meses de agosto y septiembre tomaron como referente a “Laurence Anyways” el film de Xavier Dolan. Los nombres de los personajes centrales dan el tono a la narrativa: Laurence Alia y Fred Belard, ¿el género en disputa o, siguiendo el recorrido hasta aquí trazado: presentación de lo prójimo allí donde un semejante pone en jaque los presupuestos con los que dialoga con su Otro?
¿En qué punto de nuestro recorrido aparece Laurence Anyways? Pablo Grimoldi tomó la palabra para destacar en el comienzo –que concuerda con el final- Laurence sea como sea, o Laurence de cualquier modo. Así se orienta Laurence: “Busco una persona que entienda mi lengua y la hable. Una persona que sin ser un paria cuestione no sólo los derechos y el valor de los marginados, sino también, de las personas que dicen ser normales”. Laurence no está hecho para ser un hombre, para ser uno, ¿un paraser? Comienzo de su transformación con el apoyo condicionado de Fred, su amante, su modelo pero también quien decide unilateralmente interrumpir un embarazo para luego alejarse con quien supone podrá alojarla y darle un hijo. ¿Fred es inubicable para Laurence, nunca está allí donde la pretende encontrar?
Los referentes cuestionados del llamado “orden simbólico” a saber en la ocasión, el ítem del sexo y el género de cada quien, son considerandos que en la discusión destacan su actualidad. Por ejemplo: ¿Se deja la casilla vacía “hombre/mujer” a la espera de una decisión, tomándose la decisión de cada quien como válida? Entonces no hay Otro genérico, hay Otro pero para cada hablante. Discusión en donde la varidad –verdad/variedad en su relación con lo contingente- pone en entredicho, en causa, a todo relato, toda historia, toda narrativa.
Mariana Garfinkel presentó un fantasma en Laurence: Permanecer sumergido aguantando la respiración. Es una presentación escópica aunque también domina en esa escena el aire, ese aire del que Laurence pregunta si es importante para los pulmones. En Laurence la contingencia está ligada a un objeto mirada/aire. Sumergirse tal como lo dice el fantasma, es una forma de des-aparecer ante la mirada/aire del Otro. Toda la película trabaja la mirada sobre Laurence, esa mirada domina como el aire que respira. ¿Esa mirada/aire es el equivalente del peluquín de "Equilibrium" cada vez que ésta interviene? ¿Pero cuándo Laurence la toma en serio? Acaso su transformación, su amoroso "busco a alguien que hable miLengua", ¿no se orienta desde esa mirada/aire, no es esa mirada/aire el agente, la causa de su deseo? El prójimo Laurence se construye con la mirada/aire, salvo cuando interviene un goce fálico (el enterarse de haber perdido un hijo lo posiciona en una angustia que ubica lo que la película esconde y que es aquello que interviene en todo coito, ubicado en su horizonte: un hijo como promesa); pero también interviene como brújula un Otro goce localizado en su madre o en Fred, a quienes Laurence se dirige buscando respuestas. Diana Nicoletti puntúa en su escrito los efectos de esta posición de Laurence en sus allegados.
El campo que venimos delineando no se contenta pues con enmarcarse del lado en donde el almenosuno que dice no, (difícilmente situable en el mundo de Laurence) hace posible el paratodo, puesto que ese almenosuno, lugar de lo necesario en el campo freudiano ocupado por el Lider o el Ideal, se encuentra ahora causado por un elemento que no responde a los criterios establecidos, un elemento inasimilable, contingente, no azaroso. El campo pues, se modifica. En Laurence ese elemento contingente, causa de su transformación estructura un deseo que se distingue así, de todo deseo de algo. Fred manifiesta permanentemente un deseo de algo, y desde allí habla. Pero en Laurence es más bien un deseo de otra cosa, salvo cuando claudica: Laurence Anyways es el nombre de esa claudicación, porque “ser como sea” siempre es algo, aunque no se sepa qué. “Otra cosa”, en cambio, subraya el valor de lo contingente, agujerea el almenosuno, lo establece causado por lo contingente: Laurence no nació paraser (uno, hombre o algo). Lo que nos convoca a la pregunta sobre el armado del campo, pues este paraser entonces oculta el núcleo contingente de lo necesario.

A continuación se encuentran los escritos presentados por Mariana Garfinkel y Diana Nicoletti.
Ir Archivo
Ir Archivo