05, 2012

Abril, 2012

La propuesta está basada en la proyección con debate del documental de Adam Curtis "Máquinas de felicidad" que encabeza una tetralogía: "El siglo del Yo"



Hay dos temáticas al menos que surgen en el debate, a saber:

  • El documental aporta dos armados, a comienzo del siglo XX, a cada lado del Atlántico, de lo que podríamos denominar la masa social organizada en un mundo con ideales capitalistas y democráticos. El campo freudiano – aquel que se despeja por ejemplo de un texto como “Psicologia de las masas y análisis del yo”- no es ajeno a ninguno de estos dos armados.Para nada ajeno a la interpretación freudiana, en Europa triunfa la postulación del líder como el orientador de la masa desocupada. Joseph Goebbels apenas tuvo que encender la mecha de “sangre y tierra” para que la multitud explotara enardecida buscando refugio en un Führer. Parece que siempre tuvo un ojo puesto a lo que sucedía del otro lado del Atlantico donde, y desde la visión organizativa de un pariente político de Sigmund Freud, Edward Bernays, el armado es sutilmente diferente. Bernays, quien postula en su escrito “Propaganda” de 1928 que: “A menudo, nuestros gobernantes invisibles no conocen la identidad de sus iguales en este gabinete en la sombra.” Este postulado de un gobierno invisible, inserto en la malla gubernamental se postula como lo necesario para todo gobierno democrático. Para Bernays quien ocupa el lugar de líder tiene éste nombre: corporación. Y si nos guiamos de los dichos de su hija, lo que corresponde ubicar en el lugar de la masa para Bernays son los estúpidos.Ubicando las cosas de esta forma podemos despejar una diferencia, aunque no de estructura, en lo que denominamos un campo freudiano: la dupla lider-masa y la dupla corporación-estúpidos, son dos modos de ubicar el almenosuno que se posiciona en un lugar de excepción, a cargo del acto soberano, y de ubicar el paratodos que, en un plano de igualdad, fraternidad, equidad… no deja de instalarse en un plano legal. En este contexto aparece la pregunta por el prójimo. Está claro que un prójimo no puede encontrar su lugar en el paratodos de la masa organizada. No tan claro resulta ubicarlo del lado del almenosuno. ¿dónde entonces, cuál es el lugar del prójimo? Es una pregunta de incumbencias ética, política y teológica.

  • El documental a su vez nos orienta en el desarrollo de un mercado que no es ajeno, aunque no sea desde el punto de vista de la producción o del consumo, a una teoría del deseo. Si volvemos a Bernays que se ocupó bastante de este asunto, “la nueva propaganda sirve para focalizar y satisfacer los deseos de las masas”, “la gran mayoría de los pensamientos y acciones del hombre son sustitutos compensatorios de deseos que éste se ha visto obligado a reprimir.” Esta teoría basada en el psicoanálisis desplaza a la del “viejo propagandista que basaba su trabajo en una psicología de las reacciones de corte mecanicista, antaño de moda en nuestras universidades.” Así, el acento se corre de la idea de la necesidad hacia una modificación en la concepción de la demanda: “En consecuencia, si a principios del siglo XIX la demanda creaba la oferta en el seno de un sistema de producción dominado por la artesanía o la producción a pequeña escala, hoy en día la oferta no puede quedarse de brazos cruzados y debe intentar crear la demanda correspondiente.” Esa demanda puede enunciarse como: Deseo de algo. Pero entonces, cuando el deseo no es próximo a una demanda ¿también se lo puede postular como: deseo de algo?

Entre la pregunta por el prójimo que se deduce y la pregunta por el deseo, el debate procura una puesta en forma de los argumentos que van surgiendo y es por allí que se intentará continuar.

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