4, 2015 Al decir de Freud

Dimos comienzo este mes a las disertaciones con coloquio bajo el título "Al decir de Freud" a cargo de Jorge Tarela.
En las mismas se intenta proseguir el curso de la conversación haciéndolo a la vez converger con el escrito L'étourdit de J.Lacan. Todo en miras al desarrollo y construcción de un esquema que sitúe vectorialmente las coordenadas del recorrido de la práctica del hablante dado los diversos discursos en que incurrir puede.


4, 2015

Las conferencias de Lacan de 1960 en Bruselas nos disponen para conversar sobre el escuchar, el silencio y todo aquello que pueda implicar “callar el amor”. Hay un “eso” que surge en el decir, tal como desecho en un lugar. ¿Qué del lugar? El lugar tiene una marcada incidencia en esas Conferencias, el lugar no como concepto sino como recinto, cobijo, estancia del hablante.
Surge la pregunta graciosa de un supuesto panfleto derivado del decir de Lacan: “Vecino ¿porqué se abandona apenas logrando alcanzar esa pizca de realidad decepcionante?” Y si Lacan aclara que su Seminario es su lugar para “decir donde no se calla” ¿es su lugar de analista allí donde “escuchar lo que calla”?
Las conferencias lo obligan a tomar la voz de un poeta primero (Germain Nouveau) –después de aclarar que en su Seminario tomó la voz de Pablo para que nadie la escuchara como tal- y luego encarar un diálogo con el filósofo Ibn Arabi ¡que va a su encuentro!. Estar en Dios y El Islán están presentes, posiblemente de la mano de Henri Corbin, consultante y gran conocedor de la sabiduría Sufí y de la mística temprana. En esos “prestar la voz” es por donde se da lugar a lo que no es significante.



La frase: “el deseo reclama la privación en el lugar donde se refleja el amor” habilita otra lectura del lugar, puesto que allí hay reflejo y rechazo de todo ser. Lugar privado. 

3, 2015

La primera reunión del año retoma tres temas. La lectura propuesta de las llamadas Conferencias a los católicos del año 1960, el recorrido por la película Caché y  “La isla de los muertos” conocida serie de cuadros simbolistas del pintor suizo Arnold Böcklin. La conversación entrecruza estos temas en donde la ruptura del lazo y la posibilidad de encontrar allí algún giro discursivo que nos oriente, es lo que pugna.
En Caché la lectura del sueño que allí se muestra, sueño del protagonista principal de la película, sueño breve en donde el tema del “gallo preferido del padre que es decapitado” parece ser lo central en referencia al Edipo, nos presenta un giro que se localiza allí donde el que mira esa escena, pasa a ser él mirado. Hay allí una impotencia de relación entre ese objeto que se produce (un nivivonimuerto) y el soñante que lo causa. Dicha impotencia ignorada se trastoca en el sueño (ese es el giro) en un imposible en donde ese prójimo se ubica en el lugar de una verdad del lado del agente, histerizando al que habla y que por hablar es imposible que diga algo sobre eso prójimo. Caché habla – ¿pero qué puede decir?- de eso prójimo. Y al hablar genera ese imposible de callar para el Amo de turno. Cuartogiro Amo-Histérica, dicho de otro modo: estar jodido jugando al olvido, como le sucede al protagonista y desde allí a todo intrigado espectador bajo dominio de la mirada-caché.



Diego Yaiche retoma en parte su trabajo de investigación en un punto que trae a colación: La isla galápago de Freud, el darwinismo invertido, allí donde es vida se aloja la muerte. El cuadro de Böcklin lo muestra, basta con conocer esas islas dice Yaiche para localizar la inspiración del artista. Otra pizca más de nivivonimuerto.

Se propone seguir con las Conferencias de Lacan citadas.